“Un cese bilateral me parece inviable porque ya conocemos los efectos del Caguán” Hassan Nassar
Entrevistas
Published on noviembre 25th, 2014 | by admin
1“Un cese bilateral me parece inviable porque ya conocemos los efectos del Caguán” Hassan Nassar
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Hassan Nassar es politólogo del Emerson College de Boston. Se ha desempeñado como analista político en varios medios como RCN Radio, Globo visión, City TV, Actualidad Radio Miami, entre otros y como director de los programas Zoom a la Noticia de NTN 24 y 360 Grados de Cable Noticias. Así mismo, es profesor de la Universidad del Externado. Habló con La Plaza Pública sobre el proceso de negociación que adelanta el gobierno con las FARC, la inconveniencia de implementar un cese bilateral del fuego en el marco del mismo, el gobierno de Juan Manuel Santos y sobre su percepción del ejercicio de la libertad de prensa y de expresión en Colombia.
La Plaza Pública: Hassan Nassar, en su cuenta de Twitter son recurrentes las críticas al proceso de paz. ¿En qué descansa básicamente esa crítica? ¿Cuáles son sus principales preocupaciones al respecto?
Hassan Nassar: Yo no creo que la paz sea el problema, la paz es un objetivo que tenemos todos los colombianos y algo que se tiene por meta en muchos lugares del mundo: en Isreal, Palestina, Turquía, Siria, etcétera. Cuando yo hablo de éste proceso de paz como tal, estoy cuestionando un modelo de justicia transicional en el que el gobierno ha hecho grandes apuestas y que puede representar la impunidad para criminales de lesa humanidad, de quienes considero que deben pagar cárcel antes de asumir la vía de integrarse a la sociedad y es un tema en el que, por demás, organismos como la Corte Penal Internacional y Human Rights Watch han puesto la lupa. También creo que hay que prestar mucha atención al tema de la participación política.
La postura que han tenido la Fiscalía General y el gobierno frente a este proceso han dejado muchos vacíos y frente a estos no han sido lo suficientemente claros con la opinión pública. Hay mucha ambigüedad, y a pesar de que revelaron los contenidos parciales de lo que se está negociando en La Habana, se especula mucho sobre el contenido de estas negociaciones en la medida en que los temas de fondo no se han expuesto a la ciudadanía de forma satisfactoria, en lo que tiene que ver con el tema agrario, el narcotráfico y la participación en política.
Adicionalmente, no creo que la refrendación sea el mecanismo más indicado para convocar la asamblea constituyente que piden las FARC. Roy Barreras, a propósito, mencionaba que se están venciendo los pasos para una refrendación por consulta.
Me preocupa también que las FARC no han cumplido con lo prometido en lo que respecta a los gestos de paz: El secuestro del general Alzate, los asesinatos cometidos contra la población indígena, los atentados que han hecho en Tumaco… Los 22 secuestros que, según País Libre, han hecho de enero a septiembre; todo esto me hace pensar que las FARC buscan ganar terreno mientras se adelanta el proceso, pero no se ve un real compromiso de finiquitar éste acuerdo; más aún cuando el gobierno señalaba que las negociaciones se podían completar en 13 meses y llevan 2 años cumplidos sin contar el tiempo de los diálogos exploratorios.
Entonces, mis preocupaciones con respecto al proceso de paz son varias, creo que la paz hay que buscarla, pero no se puede buscar a cualquier precio. La mayoría de colombianos que estamos hastiados del terrorismo no podemos ajustarnos a la voluntad de las FARC y esperamos ver una negociación en la que los militares y la sociedad civil colombiana no se pongan a la par de los terroristas.
La PP: Mencionaba usted el tema del secuestro del general Alzate y, a propósito de este evento, en la agenda pública se han puesto en vigencia nuevamente los temas de la tregua o el cese bilateral de las hostilidades. ¿Cuáles son sus apreciaciones al respecto? ¿Está de acuerdo en que se implementen estas medidas?
H.N: Es una situación muy compleja en tanto que el gobierno decidió negociar en medio del fuego, en medio de la guerra. Las FARC claramente quieren un cese bilateral, cosa que me parece, por demás, inviable porque ya conocemos los efectos del Caguán. El Estado no puede suspender sus operaciones para complacer delincuentes.
Si las FARC realmente tienen voluntad de paz, que entreguen las armas, que se sometan a un proceso transicional de justicia y, evidentemente, que se integren a la vida política del país. Es claro que la argumentación que tienen en este momento es que no han sido derrotados militarmente y que por eso no van a entregar las armas y pues en esas condiciones tampoco se les pueden abrir las puertas de la sociedad de par en par, ofrecérseles curules, entrada directa a la política y toda clase de prebendas que los ciudadanos del común, que sí pagamos impuestos, que no robamos, que no secuestramos, que no reclutamos menores, que no asesinamos, no estamos dispuestos a aceptar.
Cuando nosotros escuchamos a unas FARC que dicen que no secuestran y lo que vemos es que están secuestrando generales para utilizarlos como fichas de negociación y de presión para que el gobierno haga un cese bilateral, me parece que es un juego macabro en el cual la sociedad colombiana no puede caer.
La PP: El gobierno de Juan Manuel Santos recibe de parte suya una cantidad de críticas significativas, pero ¿Qué elementos rescata usted como favorables de este gobierno?
H.N: Es difícil apostarle a un proceso de paz, eso hay que reconocerlo, además cuando el presidente fue elegido con otras banderas, con otras propuestas; si Juan Manuel Santos en su primera elección hubiera propuesto hacer un proceso de paz, posiblemente no hubiera resultado electo. Hay que reconocerle su intención, pero lo cuestionable es si el proceso de paz que adelanta el gobierno es un proceso que puede cambiarle al país la realidad, no se trata simplemente de firmar un acuerdo, no se trata solo del fin del conflicto con las FARC, sino de la reintegración de miles de colombianos que están alzados en armas y no permitir que se trasladen a las bandas criminales como ocurrió con los grupos paramilitares.
Le reconozco al presidente que ha tratado de buscar, de una u otra manera, una nueva agenda internacional para Colombia, que ha tratado de buscar un acercamiento más profundo con los países de la región, que ha tratado de superar una disputa con Venezuela que no nos conviene, que ha buscado acercarse a organismos internacionales que le den respaldo y coherencia a la agenda de país, de buscar que tengamos mejoras en el tema de visados para colombianos a la hora de viajar, luchar por las víctimas y darles reconocimiento es también una labor valiosa.
Le reconozco, adicionalmente, que busque ampliar el presupuesto para invertirlo en el tema de educación y, en general, los acercamientos con respecto a la izquierda para buscar un consenso y un diálogo para que la paz sea un elemento de todos, aunque persiste su interés en la polarización con respecto al uribismo. Lo que critico profundamente es la forma como se adelanta el proceso de paz en sí.
La PP: ¿Qué mensaje le daría al presidente Santos si lee esta entrevista con La Plaza Pública?
H.N: Uno al presidente no le puede dar recomendaciones, él fue electo con el voto de una mayoría de colombianos que le da, de por sí, el derecho constitucional de llevar su agenda de gobierno.
Yo le diría, no obstante, que busque dentro del proceso de paz lo que sea mejor para la mayoría del pueblo colombiano, que la paz se construye a partir de preceptos fundamentales como el respeto por los derechos humanos y que no se trata de abrir las puertas de la sociedad civil para tragarnos muchos sapos, como él mismo ha dicho.
Le diría que somos muchos los colombianos que le apostamos a la paz y que por el hecho de criticar este proceso no somos guerreristas ni enemigos de la paz, que somos una oposición democrática, legítima.
La PP: ¿Cómo caracterizaría el ejercicio de la libertad de prensa y de expresión en su calidad de periodista? ¿Cuáles son los obstáculos? ¿Hay censura?
H.N: Éste es uno de los países más difíciles para hacer periodismo. Hay periodistas que han sido perseguidos por el Estado, otros por el narcotráfico, otros por la guerrilla y otros por los paramilitares.
El tema de los medios de comunicación y del ejercicio del periodismo se ha diluido en algo muy grave que es la autocensura. El periodismo exige contar verdades y muchos las están contando a medias, desafortunadamente se ha malogrado algo fundamental y es convertir el periodismo en una bandera para hacer propaganda política, propaganda a favor o en contra. Hay que pensar, necesariamente, en una reforma institucional que cuestione la forma como se está enseñando el periodismo en Colombia.
La libertad de expresión es un valor fundamental de todas las democracias y si los periodistas no ejercen este derecho los grandes perjudicados serán los ciudadanos y las instituciones.
Hacer periodismo es un credo, es una vocación y una profesión muy mal paga en Colombia para la gran mayoría de periodistas. Además, los medios de comunicación como las revistas de opinión están concentrados en pocos grupos empresariales y en pocas familias, no hay una apertura de los medios de comunicación, los pequeños medios no tienen la posibilidad de opinar, de expandirse de crecer.
Hay que darle mayor oportunidad a un montón de medios que en este momento no están al aire, que no tienen una voz o una representación en la medida en que se ven alejados, desafortunadamente, por el tema de la pauta comercial. Ya vimos que el gobierno pasado invirtió casi 2.5 billones de pesos en pauta publicitaria y eso está cooptando la información y malformado lo que debe ser el flujo de la libertad de expresión.
Fotografía: Hassan Nassar en Google+
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